MENTAL: REALISMO Y
NOMINALISMO DE LOS
UNIVERSALES

“La ciencia consiste en lo universal” (Platón)

“La mayor certeza se halla en la mayor abstracción” (Platón)

“El mundo de los universales se puede describir como el mundo del ser” (Bertrand Russell)



El Problema de los Universales

El problema de los universales es uno de los problemas filosóficos más importantes de todos los tiempos. Planteado principalmente desde Platón y Aristóteles, se difundió gracias a las primeras traducciones que hizo Boecio (480-524) de obras de Aristóteles, junto con sus comentarios sobre las categorías filosóficas del estagirita. El problema se discutió de forma particularmente intensa durante la Edad Media.

Un universal es un tipo, clase o categoría de objetos que, aunque distintos, comparten una o varias propiedades. Cada universal tiene un nombre asociado como: hombre, animal, casa, manzana, mesa, color azul, etc. Por ejemplo, Sócrates y Platón son dos instancias de la categoría “hombre”; el mar y el cielo comparten la propiedad “color azul”, etc.

Entre las cuestiones que plantea el problema de los universales están: Una cuestión importante es si los objetos abstractos (como las entidades matemáticas de número, conjunto, polígono, etc.) son o no universales o si son un tipo de universales. Lo que se puede decir es: El tema de los universales constituyen una cuestión capital, pues afecta no solo a disciplinas filosóficas básicas (ontología y epistemología), sino también afecta a otras disciplinas fundamentales como matemática, lógica, lingüística y psicología.

Frente al problema de los universales ha habido varias propuestas. Las dos posiciones principales son el realismo (los universales existen) y el nominalismo (lo universales son solo nombres que asignamos a conceptos).


Realismo

El realismo acepta la existencia de los universales. Sin los universales no es posible entender ninguna de las cosas particulares. No son corpóreos, porque si lo fueran no serían universales, sino particulares.

Hay básicamente dos formas de realismo:
  1. Realismo radical o extremo.
    Es la visión de Platón, que defendía la existencia de un reino objetivo de Ideas o formas universales o abstractas, que existen a priori, por sí mismas, fuera del espacio y el tiempo; un reino superior al mundo sensible fenoménico e independiente del mundo físico, un reino ideal, necesario, perfecto y absoluto. Las entidades matemáticas moran en este reino ideal (es el realismo matemático), que se pueden descubrir, pero no crear.

    El mundo sensible contiene solo lo contingente, lo particular, lo cambiante. Los particulares son manifestaciones o proyecciones imperfectas en el plano físico de los universales.

    Platón escenificó la dialéctica universal-particular mediante un mito, que expone en La República. Dioses y gigantes discuten sobre la existencia de universales. Los dioses afirman que existen y que son más reales que los particulares. Los gigantes sostienen que solo existen los particulares. Los dioses ven la tierra como una mala copia del cielo. Los gigantes ven el cielo como una idealización de la tierra.

  2. Realismo moderado.
    Los universales existen, pero solo de forma inmanente, en los particulares. Es la posición de Aristóteles. Para el filósofo griego, materia y forma son inseparables y constituyen una unidad llamada “sustancia”. La materia y la forma representan lo particular y lo universal de la sustancia, respectivamente.

    Juan Duns Escoto es considerado el máximo representante del realismo inmanente de los universales. Guillermo de Occam y Escoto fueron las figuras más destacadas en la Edad Media en el debate especulativo sobre los universales, ambos defendiendo diferentes posturas. Para Escoto, lo verdaderamente real son los particulares, pero hay una naturaleza común que se halla presente en todos los particulares. Lo universal está en el objeto (universal in re) antes de ser captado por el entendimiento (universal in mente). El entendimiento capta directamente lo particular, y de forma abstracta lo universal. En los particulares se encuentran diversas “formalidades”, que son grados de ser de tipo objetivo. A Escoto se le llamaba “Doctor Sutil (Subtilis)” por la sutileza de sus análisis. Su realismo moderado se puede considerar también próximo al nominalismo.

Nominalismo

Según la doctrina nominalista, solo existen los particulares. No existen los universales ni las entidades abstractas, ni de manera inmanente ni trascendente. Los universales solo son nombres que asignamos a conceptos, ideas generales, predicados, clases, categorías relaciones de semejanza, etc. Son meras designaciones verbales que sirven como etiquetas a colecciones de cosas.

El conceptualismo es un nominalismo moderado. Afirma que los universales no existen a nivel objetivo sino subjetivo, pues son creaciones de la mente. El conceptualismo también puede considerarse un realismo moderado. Se puede decir que el conceptualismo se sitúa entre el realismo y el nominalismo.

El nominalismo matemático sostiene que las entidades matemáticas no existen. Su opuesto es el realismo matemático.

Guillermo de Occam es considerado el máximo representante del nominalismo. No obstante, su filosofía también se puede considerar como conceptualista y también como una forma de realismo moderado: En contra de lo que suele creerse, Occam no utilizó su famosa navaja para negar la existencia de los universales. El principio de la navaja de Occam afirma que no hay que multiplicar las cosas sin necesidad, que hay que buscar siempre la máxima simplicidad en las teorías que expliquen las cosas, eliminando conceptos innecesarios.


Teoría de tropos

Es una versión contemporánea del nominalismo, con conexiones con la moderna filosofía analítica: La teoría de tropos nació con el artículo de Donald C. Williams “On the Elements of Being” [1953], teoría que fue posteriormente desarrollada más ampliamente por Keith Campbell en su libro “Abstract Particulars” [1990].


Otras visiones y teorías
Realismo y nominalismo en matemática

Según Quine [1962], los tres puntos de vista clásicos respecto a los universales (realismo, conceptualismo y nominalismo) son esencialmente las mismas doctrinas que reaparecen en el siglo XX en la filosofía de las matemáticas bajo nuevos nombres: logicismo, intuicionismo y formalismo, respectivamente.
El “lenguaje mental” de Occam

Occam postuló la existencia de un lenguaje interior, común y universal en todos los seres humanos. Aunque Aristóteles y otros filósofos habían hecho referencia anteriormente a este tema, Occam fue el primer filósofo en desarrollar con cierto detalle la noción de “lenguaje mental”: Algunos autores consideran a Occam el padre de la filosofía moderna y especialmente de lo que más tarde se llamaría “filosofía analítica” o “filosofía del lenguaje”, adelantándose seis siglos a Frege, el considerado “padre oficial” de la filosofía analítica.


Realismo y Nominalismo en MENTAL

MENTAL integra y reconcilia realismo y nominalismo de una manera simple, siguiendo dos principios: el principio de causalidad descendente y el principio de la navaja de Occam: Respecto al “lenguaje mental” de Occam, hay varias coincidencias con MENTAL:

Bibliografía